Ayer, mientras cenaba, escuché en la televisión algo que me impactó y que hoy quiero compartir con vosotros...
El valor de las palabras va más allá de las propias palabras, sobre todo cuando somos niños, vulnerables, inocentes... nos creemos lo que nos dicen que somos, y lo acabamos siendo.
Ayer, mientras cenaba, en la tele hablaban de una mujer, Aimee Mullins. Creo que merece la pena que veáis y escuchéis atentamente la conferencia que os cuelgo a continuación. Da mucho que pensar. Son 20 minutos pero merecen la pena, os lo aseguro.
Su exposición acaba con un poema que jamás había oído, pero que ya está entre mis favoritos, se titula "El Dios que sólo sabe cuatro palabras":
Cada niño ha conocido a Dios
no al Dios de los distintos nombres
no al Dios de lo que no se puede hacer
sino al Dios que sólo sabe cuatro palabras
y que las repite una y otra vez, diciendo...
... "Ven y baila conmigo...
... Ven y baila conmigo..."
Pincha AQUÍ para ver el vídeo...
Las mejores ideas de los inventores, los sabios, los rapaces, los matemáticos y los dioses de la cocina, se materializan con muy pocos ingredientes.
ResponderEliminarDios escribe con pocos sustantivos, con media docena de adjetivos y con un par de verbos: amar y luchar.
Y evidentemente baila.
Te hace bailar cuando más lo necesitas.
Pues entonces me tendré que preocupar, porque yo me paso el día bailando!!!
EliminarEstupendo testimonio. Es bueno recordar que de las malas experiencias también puede surgir algo bueno. Un beso.
ResponderEliminarPerdona Susana, tu respuesta está en el siguiente comentario!!
EliminarPues sí, lo bueno es aprender de las malas experiencias, aunque esta chica es una fenómena!!... jajajajaja.
ResponderEliminarLa entrada de Sunsi de hoy me recuerda mucho al testimonio de la chica. Somos lo que nos enseñan a ser, así que, yo como madre me veo en la obligación de enseñar a mis hijos que ellos valen mucho. Después ya me lo demostrarán.