Sí, después de tanto tiempo “desconectada”,
doy por comenzada una nueva etapa.
Sigo viva, aunque de milagro,
aunque no os lo creáis, y, gracias al cielo, que me ha regalado una familia
increíble, unos amigos de infarto y una FUERZA
que pensaba no tener, me siento mucho más
GRANDE de lo que nunca podía haber llegado a sentir. Bueno, también he de
dar las gracias a una extraordinaria, bella y profesional mujer que con
paciencia, buen hacer y una gran capacidad de empatización, me guió y, porque
no, a ciertas pastillitas que me sirven de bastón para no caer de cuando en
vez.
Os preguntaréis qué ha pasado,
porqué tanto tiempo, qué razón fue la que me separó de este maravilloso y
curativo mundo… pues la respuesta es muy simple… estuve aprendiendo a vivir.
Mi mochila se llenó de tanta y
tanta basura que necesitaba espacio, tiempo y ayuda para poder vaciarla,
recolocarla y volver a empezar. No he cambiado de mochila, sigue siendo la
misma, ahora está un poquito más vieja, y con alguna sutura extra, pero no
pienso comprar otra, a ésta le he cogido cariño y prometo cuidarla hasta que
nos vayamos las dos.
Así que, aquí estoy, con ganas,
entusiasmo e ilusionada, enfrentándome de nuevo a la pura realidad.
Prepárense que vengo con ganas…
Gracias por seguir aquí.