jueves, 17 de junio de 2010

Letras para mi bebé...

Me comes por dentro, me agotas, me haces torpe y patosa, me veo rara ante el reflejo del espejo... pero aún así me siento privilegiada por haberte tenido, durante "40 semanas" para mí solita.
Cada vez que te siento, aquí, en mi seno, tan dentro... me acaricio...te acaricio, y en mi rostro se puede ver dibujada una sonrisa. La misma que te dedicaré cuando quieras salir a verla.
Sé que después de ti, seguramente, no vuelva a ser mamá, y, así como con tu hermana disfruté de las novedades que experimentaba mi cuerpo al sentirse embarazado, contigo quiero aprovechar cada instante de tenerte en mi vientre y dejarlo grabado a fuego en mi mente. Que nunca se me olvide que, durante este tiempo, estuve acompañada de un pequeño ser que se alimentaba de mí para hacerse a sí mismo, y que, gracias a vosotros, nunca me sentí sola.
En casa te esperamos todos con muuuuucha ilusión:
- Papá sé que está nervioso, aunque lo intente disimular (no sé si tiene aún más "miedo" que yo...ajajajajaja) y por las noches, me acaricia la barriga, te acaricia mirándote pensativo y orgulloso, y siempre te dedica alguna frase de las suyas.... jejejej.... la semana pasada lo llamé diciéndole que me habían ingresado porque ya querías salir...... pero me dió la risa y nos pilló la broma....Aún así le pegué un buen susto....jajjaja
-Sara, tu hermana, es muy pequeña y no tenemos muy claro que sepa qué está pasando (yo creo que sí lo sabe....es muy lista, ya verás la de cosas que te va a enseñar...). Ella te dá besitos y algún que otro cachetazo, pero no se los tengas en cuenta, es su forma de dar caricias... Yo pienso que os vais a llevar genial (o eso espero), además, cuando ella se pone a llorar tú rápidamente te solidarizas con ella y me pegas unas patadas........
-Yo estoy ya cansada. Empiezo a acojonarme porque no quiero que lo pases mal, no quiero que lo pasemos mal. Por mi parte, te prometo que haré todo lo posible para que eso no ocurra.
Deseo con todas mis fuerzas que nazcas ya. Quiero volver a disfrutar de ese milagro que es la vida, quiero oler y arropar tu cuerpecito desprotegido y tembloroso, besarte y tocarte para que sientas el calor de una caricia, emocionarme al escuchar por primera vez tu llanto...
Ya nos falta poco..... a ti para sentirte vivo y descubrir un mundo de maravillosas sensaciones... a mí para sentir el vacío de tu ausencia. Pero no pienses que estoy triste por ello... simplemente, como buena gallega que soy, empiezo a tener "morriña", empiezo a tener "saudade de ti".
NOTA: Esta entrada está dedicada a todas esas mamis y futuras mamis que están a punto de serlo. Para que sepan disfrutar de esos últimos días del embarazo que, en ocasiones, nos vuelven ansiosas y nos hacen olvidar la magia que albergamos en nuestro ser.
Ser madre es, sin duda, lo más maravilloso que me ha pasado, con todos los contras que acarrea la maternidad. Soy feliz de haberlo disfrutado, por suerte, junto a mi marido, y creo que es algo que toda mujer debería tener la suerte de poder experimentar.
Prometo no ser tan ñoña en la próxima entrada...

Un bico a tod@s

martes, 1 de junio de 2010

El valor de un sonido...

Ayer comprendí, con la simple, inocente y maravillosa sonrisa de un bebé, el valor de un sonido.
Estaba jugando en el sofá de casa con mi "particular terremoto" mientras echaban por la tele la noticia de un bebé que ocho meses despues de nacer, y gracias a un implante coclear, escuchaba por primera vez la voz de su madre. No pude evitar emocionarme al contemplar la felicidad de esa criatura. Fue impresionante ver su gesto de sorpresa en el momento en el que conectaron el implante. Momentos antes, parecía impasible, bastó con ajustar unos botones y zas!!!! todo un mundo de nuevas sensaciones se abrieron ante él. Me sentí afortunada de poder ver esas imágenes. Impagable momento....
Me quedé sin palabras. Por unos instantes dejé de jugar con mi princesa, que también miraba al bebé y sonreía como él. Volviéndome hacia ella pensé.... y dí gracias en silencio.... gracias por haber nacido con la capacidad de poderme tocar, de poder contemplar la belleza del mundo que la rodea, de poder oler el aroma de las flores en primavera, de la tierra mojada en el otoño, del mar... de poder escuchar los pájaros a las mañanas, y de mil y una maravillosas cosas más.
Cosas que nos parecen tan básicas y a las que no le damos la importancia que realmente tienen.
Ahora, siempre tendré en mi retina la imagen de ese inocente bebé disfrutando, por primera vez, de la voz de su madre. Ahora, ya sé cuál es el valor de un sonido.
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