Llevamos unos días muy malos. Llenos de hospitales, de sentimientos, de compañía y de espera. Pasan las horas y su agonía nos quema el alma, cada vez más y más.
Ver morir, a poquitos, a un ser querido es horroroso.
Respiro.
Soy la mejor de las actrices. Creo que debería estar nominada a los Oscar, pues estoy haciendo el papelón de mi vida. Día tras día, al salir de trabajar, entro por esa puerta con mi eterna sonrisa, dispuesta a acomodarle la tarde. Él sabe que voy a su encuentro y me espera. De hecho seguro que ya habrá preguntado por mí un par de veces.
En cuanto llego, me regala lo mejor de la tarde, pues abre los ojos y me mira. Y entre dientes y muy bajito (pues las fuerzas son pocas y apenas tiene aliento) me dice... "ya sabía que eras tú, te conocí por los andares". Me río, le beso la frente y le cuento qué tal el día.
Y lo acompaño. En silencio, o como él quiera.
Y lo cuido. Y lo animo, aunque apenas tenga fueras para escucharme.
Hoy no sé cómo discurrirá nuestra tarde, pues cuando a la mañana me acerqué a su habitación para darle el beso de "Buenos días!", estaba un poco confuso y perdido. Ya no sé qué será mejor (o peor). Que tenga los cinco sentidos (pero también se de cuenta de lo qué le está pasando, como hasta ahora) o que se le vaya la olla y empiece a vivir en los mundos de Yupi (y muera inocente sin saber qué está pasando).
Qué difícil.
Estos días son muy duros. Pasan y pesan. Mucho y muy rápido. Nuestros cuerpos lo resienten. Yo vivo gracias a mis pastillitas para la cabeza combinadas con valerianas. Y, por ahora lo llevo bien.
Bueno, gracias a eso, a mi marido, que tiene la paciencia del Santo Job y a mis hijos, que son la alegría de mi huerta al llegar a casa. Y, ah!!!, gracias a mis dulces tentaciones. Porque os cuento un secreto... cuando estoy nerviosa, mi cuerpo me pide hacerme repostera, así que me meto en la cocina y me relajo preparando algún que otro dulce.
Éste es el que me relajó ayer a la noche... (se me churruscó un poco, pero sólo un poco... jajajaja)
|
Magdalenas de nata |
Por cierto... os dejo la receta, por si os apetece hacerla (os lo aconsejo, porque están rebuenas!!!)
INGREDIENTES:
- 350 gr de harina
- 250 gr de azúcar
- 250 gr de aceite de girasol (más o menos dos vasos)
- 100 gr de nata líquida de montar
- 1 sobre de levadura Royal
- 250 gr de huevos (yo utilicé cuatro grandecitos pues eran caseros)
- Ralladura de 1 limón.
FORMA DE HACER
Se baten los huevos y el azúcar hasta que blanqueen (más o menos 6-7 minutos). Se le incorpora la ralladura del limón y se sigue batiendo otros 6 minutos más.
Se le añade la nata y el aceite de girasol y se baten otros 3 minutos más a una velocidad un poco más baja.
Se le añade la harina y la levadura y se bate el tiempo justo para que se integre bien la mezcla, no mucho más.
Se deja reposar unos 10 minutos.
Mientras se preparan los moldes de las magdalenas y se pone a precalentar el horno a 230º. A continuación se vierte la masa en los moldes sin llenarlos de todo (también se pueden meter en moldes de flan para que el molde de papel de la magdalena no se abra mucho y la magdalena crezca mucho hacia arriba). Se espolvorea la superficie de las magdalenas generosamente de azúcar.
Una vez caliente el horno se baja la temperatura a 210º, se hornean las magdalenas hasta que se doren y queden hechas por dentro. Más o menos calculad que 15-18 minutos. Depende del horno.
El secreto es batir mucho. Si queréis que os queden muy esponjosas airead la harina (pasándola por un colador). Pero no es necesario. Tal y como está la receta, están buenísimas.
NOTA: Marga, este es una pequeña parte de lo que puedes hacer... verás cómo te salen bien. De todos modos prometo ponerte la receta de la tarta de chocolate. Los dejarás boquiabieros a todos!!!!!!