No volverán aquellos días de chocolate y chimenea
de partidas de cartas, regañinas y charletas.
No volverán…
No volverán aquellos días de invierno
en los que me ponías castañas y chorizos al fuego.
En los que me arropabas
mientras cantabas canciones
bajo aquellas mantas de lana.
No volverán...
No volverá tu abrazo entrañable
ni las risas, ni esas miradas de abuelo enamorado...
No volveré al calor de tus brazos
ni a mirar desde tu ventana
la nieve, el tiempo,
la brisa y tus pasos.
Te echo de menos…
¡Cuánto te extraño!
Cómo añoro aquellos años
en los que te tenía aquí,
entre mis manos.
Abuelo, se está acabando el año…
Ya nada es lo mismo...
ni el pueblo, tu casa, tu calle…
… ni mi alma.