Hace tiempo, desde que empecé con esto del mundo blogueril... bueno, más bien, desde que confesé pública y abiertamente (a mi familia) que tenía un blog, hay un personaje que me recuerda constantemente que nunca lo menciono en este mundillo. Yo buscaba el momento adecuado para dedicarle una entrada, para hacerlo protagonista de mi casa virtual, para decirle mil y una cosillas que siempre he querido decirle, y nunca encontré el momento. Hasta que ayer recibí un mensaje en el mail que me hizo saltar. Pues, querido hermano (mi querido brother, que sé que así te gusta más), hoy llegó tu día. Hoy te lo dedico a Tí.
Creo que alguna vez os lo conté, pero hoy lo hago oficial...jajajaja, queridos amigos, tengo un hermano. Pero mi hermano, no es un hermano cualquiera, es MIO. Y yo, soy su hermana mayor (de edad, que en estatura me gana).
Nació un caluroso día de agosto, lo recuerdo perfectamente. Mi madre se puso de parto al mediodía. Ese día me tomé de postre ¡dos yogures!!!!, porque con las prisas, mi madre andaba un poco despistada.
La tía Carmen se hizo cargo de mí mientras mi madre estaba ingresada. Yo estaba contentísima, ya que así jugaba con mis primos Iván y Andrés todo lo que me daba la gana.
No me llevaron a verlo al hospital, tuve que esperar a que llegara a casa y reconozco que no le dí una buena bienvenida, más bien todo lo contrario... ejem... cosas de críos...
Su infancia estuvo marcada de travesuras varias, mimitos de mamá infinitos (sigo celosa...jajajaja) y vigilancia perpetua de hermana, con bromas incluídas cuando se quedaba a mi cargo...jejeje.
Ahora, casi 24 años después, mi hermano es uno de los hombres de mi vida (junto con mi padre, mi marido, mi hijo y mi endocrino...jajajaja). En serio, eres muy importante para mí.
Se llama Luis, como la mayoría en casa, y es... es muchas de las cosas que me hubieran gustado ser a mi.
Estamos muy unidos. Siempre pensamos en el otro y nos llamamos por todo. Cuando me casé y, por lo tanto, me fui de casa, se me hizo duro no tenerlo a mi lado después de la cena, tirados encima de las camas charlando de nuestras cosas. No tenerlo a mano para meterme con él...(lloré bastante... llorona que es una). En cuanto me quedé embarazada sabía que él sería el padrino de mi primogénita, y él lo sabía también.
Es un tío independiente, inteligente, con un corazón de oro (o diamante, que vale más), bueno (muy bueno), simpático, muy divertido, el mejor padrino que enseña inglés... es un lanzallamas (jajajaja, ya sabes porqué), un camelador, le encantan las chicas, la música, los idiomas... y con un talento innato para triunfar en todo aquello que se propone. Estoy convencida que llegará muy lejos, y yo siempre estaré ahí para apoyarlo (aunque tenga irremediablemente que cruzar el charco para ello... ufff, qué sacrificio!!!).
Hace unos días nos dijo que se iba a Paisley (un pueblecito de Escocia) por un año, un curso escolar. A pesar de que lo voy a echar muchísimo de menos, me alegro tremendamente por él. Sé que aprovechará esta oportunidad como nadie, y que le abrirá (se abrirá) muchas puertas. Sé que es un paso previo para hacer las américas (sus queridas américas), y por eso me alegro por él. Además, es puro egoísmo, así tengo una excusa perfecta para viajar (y con guía gratis!!!).
Ahora, se hizo un hueco en los mundos del blog, y tiene el suyo propio,
The Lewis Cloud. Espero que disfrutes con él como lo hago yo con el mío. Y ya de paso, que escribas mucho, porque así, a pesar de la distancia, podremos permanecer unidos como hasta ahora.
Pues nada, brother, que te quiero un montón y, que ojalá pudieras venir todos los días a cenar, para reirnos de las tonterías del día a día y disfrutar juntos de los detalles de nuestras vidas.
Ojalá la vida te dé las alegrías que te mereces y los triunfos que tanto anhelas.
Ojalá encuentres a la princesa de tus sueños que te haga feliz y te cuide como lo haríamos nosotras. Y, cuando la encuentres, pórtate bien con ella, quiérela y mimala mucho si no quieres que me enfade...
Ojalá que sea así y que mis ojos lo vean.
Mientras, seguiré aquí, a tu lado. Como los niños de la foto, mano con mano para hecer más fácil el camino. En silencio, sin molestar, pero muy pendiente de tí.
Te quiero, brother.