Zas!!!! Siento un impulso extraño, una fuerza, superior a mi, que me hace avanzar.
A pesar de la comodidad y tu buena compañía, siento la necesidad de descubrir, de ser más, de sentir más, y comienzo a moverme.
La sangre se acelera en mis venas, la siento, te siento...
Te mueves rápido y me meces con tu caminar, siento que hablas, que me hablas... siento que me acaricias.
Por un momento vuelve la calma, la serenidad, pero algo me hace intuir que pronto saltará la alarma.
Te sigues moviendo, ¿qué haces?, me pregunto. Mientras, espero... te espero.
Algo especial se aproxima, y yo quiero ya salir. Durante esta larga fase nos conocimos. Te conocí. Me llevé un trocito de tí, para hacerme a mi misma, y, ahora, me toca ver tu sonrisa, porque sé que me vas a sonreir.
Comienza la función de mi vida.
Se abre el telón y ahí estás tú. Sóla, desnuda, temblorosa. Esperándome.
Empujas, y yo colaboro e intento salir, ver la luz que me brindas, oler la humedad de la tierra de esta lluviosa mañana de febrero. Ya falta poco, siento la presión de tus caderas, por un momento dudo en salir, ya que no quiero apartarme de ti, no quiero abandonar el seno que me meció, mimó y quiso tanto durante este tiempo. No quiero salir, aquí se está muy a gusto, aquí comencé a vivir, aquí vi mi corazón latir.
Pero quiero disfrutar de esa sonrisa que me prometiste, quiero ver esas manos que me acariciaban, quiero contemplar la imagen de quien me regaló la vida con tanto amor. Quiero sentir el calor de su regazo, de tu regazo, porque tu calor de madre ya lo tengo. Eso es lo que me da fuerza para el último empujón.
Me acerco a esa luz desde la que me hablan, parece caótica, pero decido dejarte, decido cambiarte.
Me alejo de tí y me entrego a la vida. Quiero nacer. Y allí estoy, desnuda, temblorosa y viéndote por primera vez. Ya no estás sola. Ahora me tienes en brazos, y aunque hayan cortado ese cordón que nos unía siempre estaremos juntas, pues el cachito que me llevé de tí, lo guardaré conmigo para siempre.
Trago mi primera bocanada de aire fresco y limpio y lloro con todas mis fuerzas. Es mi manera de decirte, "Aquí estoy mamá, lista para darte mucha guerra, preparada para aprender de todo lo que me quieras enseñar y predispuesta para dar mucho amor". Y lloras conmigo, y tus lágrimas de felicidad inundan la sala.
... ...
Amigos, una lluviosa mañana de febrero vi la luz por primera vez. Mañana, día 23, le daré las gracias a mi madre por empujar conmigo y dejarse media vida en ello. Mañana, 23 de febrero, celebraré con mi familia aquella primera sonrisa, aquel primer llanto y aquella primera gran experiencia. Aunque muchos pienen que no, yo ya estaba viviendo, por eso debo celebrar que me hayan dejado respirar.
Un bico a todos, y... si me queréis regalar un fabuloso diamante, tranquilos...no os lo rechazaré....jajajajaja.
Ya sé que se me va un poco la cabeza... mañana intentaré festejar mi cumpleaños con una entrada un poco más... "payasa".