A lo largo de la historia humana, todas las mujeres (o casi todas) hemos experimentado alguna vez en propias carnes ese instinto extraño llamado "instinto maternal". Podíamos decir que se apodera de nuestro ser y nos vuelve susceptibles, algo ñoñas al ver, sobre todo un bebé (aunque también nos vale cualquier animal recién nacido), protectoras, cariñosas, se nos pone cara de pan y nos hace vivir en medio de una nube de algodón rosa (o azul... pero casi siempre rosa). Es entonces cuando, enajenadas, sin pensar en los contras (pues en la nube rosa es todo maravillosamente perfecto), decidimos que ha llegado el momento de ser madres. Y nos imaginamos a nosotras mismas, embarazadas, guapísimas de la muerte, con una habitación de bebé de revista de decoración, con el carrito último modelo de Janè, un marido dispuesto a hacer cualquier cosa por nosotras a las cinco de la mañana y toda una vida por delante idílica, organizada y de cuento de hadas.
Si alguna de vosotras (o vosotros, si es que vuestra sufridora pareja se encuentra en este estado) se encuentra en esta situación, aquí os dejo unas cuantas razones para caer de la nube:
- En el embarazo NO estamos guapas. Os repetirán mil veces que "tienes una luz especial", que "estás genial", que "te sienta bien el embarazo"... bla, bla, bla... ni de coñas!!!!, eso lo dicen para que no nos deprimamos más de lo que nos podemos deprimir al mirarnos al espejo!!. Así que, embarazada, tardarás mucho más en arreglarte, en escoger modelito para salir de casa, en maquillar las ojeras y las manchas en la piel. Por no decir lo que vas a gastar en ropa que no volverás a usar!!.
- Escoger carrito, cuna, minicuna, que si bañera, cambiador... es estresante. Yo opté por coger de prestado un montón de cosas, sólo compré el coche de paseo y os aseguro que me llevó un tiempo decidir. Al final no sé porqué leches me lo pensé tanto, si a los pocos meses me acabé comprando la silla Maclaren que tiene todo Dios...
- La habitación infantil es una utopía. Te volverás loca en la mueblería. Es más, volverás loco al vendedor de habitaciones. Lo único bueno que tiene es que, si vas con la barrigota grande y les dices que se apuren, te montan la habitación rápido porque se piensan que te queda poco para dar a luz (jejejejeje, a mi me quedaban dos meses y medio).
- Te ven embarazada y todo el mundo te quiere vender algo. Esto es como una boda, pero para bebés. Los vendedores saben que estás bajo los síntomas del "Instinto M." e intentarán venderte cualquier artilugio raro y totalmente prescindible con la excusa de que lo necesitarás cuando nazca tu bebé. Al final, generas necesidades que no lo son. Necesitarás tener al lado un buen Sufridor Marido-Pareja, que te haga ver qué es lo que realmente necesitas. De lo contrario... bufff estás apañada (y tu cuenta corriente caerá en picado).
- El parto NUNCA es como te lo esperas. Te lo podrás imaginar de mil formas diferentes, pues será de la mil y una. Lo intentarás tener todo controlado, no dejar un hueco a la improvisación. La maleta de la maternidad (con tus cosas y las del bebé) la tendrás hecha dos meses antes (por si las moscas), el móvil siempre cargado, gasolina en el coche, casa organizada... pues el día que te pongas de parto seguro que te pilla en la conchinchina, donde no hay cobertura, tu marido se pondrá tan nervioso que no se acordará de cogerte la maleta y cuando llegues al hospital os habréis dado de cuenta que os dejasteis las llaves dentro de casa. Tranquila, la cosa empieza bien.
- Cuando llegas a la habitación, exhausta, después de todo lo padecido durante las horas en el paritorio, ves a tu retoño y... y sólo quieres dormir!!!. Después te arrepientes y haces un intento de acercamiento, lo coges en tu regazo, lo miras y... nada. No pasa nada. Bueno, sí, que piensas muy en tus adentros que está muy arrugado, que parece un alien con esos ojos tan grandes abiertos, que es un personajillo extraño al que pensabas que ibas a adorar y por el que, por ahora, sólo sientes compasión (algo es algo).
- Un bebé... uffffff. Un recién nacido casi nunca llora (bueno, sí, pero no tanto como en casa). Ahora bien... espera a llegar a casa. Ahí ya te puedes ir preparando!!!!. A mí que me digan qué especie de droga les dan en las maternidades (porque si me lo llegaran a decir juro por Hello Kitty que la hubiera comprado). Así que, prepárate para no dormir en unos, más o menos, dos meses.
- Un bebé... ufffff. Un bebé come cada cuatro horas (si toma biberón). Pero... si decides dar pecho... la cosa se complica, porque ahí un bebé toma a demanda... esto es, cuando le sale de la real gana!!, y si (como mi preciosa hija) además de apetecerle cada poco, es lento comiendo, parecerás la Central Lechera Asturiana... todo el día dándolo todo a todas horas!!!!!!!!!. Vamos, que tus tetas serán conocidas en toda la comarca!!.
- Un bebé... ufffff. Un bebé se hace caca justo cuando le acabas de cambiar el pañal del pis. Es decir, el gasto en pañales es considerable. Y piensas... "voy a tenerlo un rato en pelotillas para ver si así se anima y no manchamos otro pañal..."... no lo intentes (o sí, a ellos les gusta), en cuanto acabes de vestirlo notarás un olorcillo un tanto desagradable y... otra vez a cambiar pañal!!!.
- Un bebé... ufffff. Un bebé nunca se pone malito. jajajajajajajaja. Nunca se pone malito cuando trabajas, siempre lo hace durante tus vacaciones, puentes o festivos. Así que, no hagas muchos planes, por si las moscas.
- Un bebé... uffff. Un bebé crece, sí!!, y muy rápido. Así que apresúrate a ponerle toda la ropa que te regalen, porque de lo contrario, habrá cosas que nunca lleguen a estrenar. Ésa es la parte buena, porque si no tienes quién te regale nada y eres tú la que le compra todo, todo y todo, cada poco estarás comprando ropa nueva. Y... nota importante: el precio de la ropa de bebé no es directamente proporcional a su tamaño!.
Así que, entre las ojeras por no dormir, la migraña por el llanto del retoño, la angustia por si come o no come, el apiretal, los mocos colgando, el "mamiiiiii tengoooo piiiiissss", el "este niño huele a caca", biberones por doquier, pañales y toallitas húmedas hasta en el carnet de identidad, el móvil operativo por si se ponen malos, mudas, potitos, baños, cremas de culetes y aprenderse nanas para dormir... no me extraña que, en cuanto nace un bebé, se nos acabe el Instinto Maternal!.
Este post se lo quiero dedicar a nuestra querida Princesa del Pesol, que siente añoranza de sus no bebés. Espero que te rías un poco y, al menos te sirva de ayuda.. jajajajaja ;)).
Simplemente quiero deciros que un bebé es mucho más que todas estas "tonterías" (que no son tan tonterías). Yo también echo en falta, a veces (sólo a veces) tener más bebés en casa. Pero creo que es porque algo falla en mi cabeza.... jajajajajajajajajajaja.
Ahora, en serio, la maternidad es una experiencia muy positiva. Me siento una privilegiada por haberla disfrutado (sigo en ello). Los bebés, a parte de dolores de cabeza, dan muchas, pero que muchas alegrías.